ciudad de ANGKOR
En 1601 un franciscano español llamado Marcelo de Ribadeneyra se refería en un libro a «una gran ciudad en el reino de Camboya», con «muros curiosamente labrados» y grandes edificios de los que tan sólo quedaban ruinas.
Entrado el siglo XIX una expedicion francesa se encargó de documentar la escondida ciudad de Angkor y el templo de Angkor Wat, simbolo de esta ciudad perdida. El naturalista Henri Mouhot quedó impresionado por la lectura del libro El reino y las gentes de Siam, de John Bowring, y en 1858 decidió partir hacia Siam, la actual Tailandia. En enero de 1860 llegó a la orilla norte del lago Tonle Sap y desde allí inició el camino hasta los templos. Mouhot dejó constancia de su admiración por los constructores de aquella maravilla: «Uno de estos templos, rival del templo de Salomón y erigido por algún antiguo Miguel Ángel, podría ocupar un puesto de honor junto al más bello de nuestros edificios. Es más grandioso que los que nos dejaron Grecia o Roma».
Apenas un año después de su visita a Angkor, el explorador falleció de forma prematura en Luang Prabang, en Laos. La romántica descripción de Mouhot, desprovista del eurocentrismo y los prejuicios anteriores, sirvió para cautivar al público europeo y perpetuar la idea de que él había sido el descubridor de Angkor.